La muerte como punto de encuentro entre la tradición oral mozambiqueña y la tradición literaria mundial en Tierra sonámbula, de Mia Couto

Rosauro Varo Cobos

La muerte es el elemento fundamental y recurrente de las novelas de Mia Couto. En Tierra sonámbula también emerge, además de como tema principal y personaje propio, como laboratorio de pruebas literarias. Tierra sonámbula fue publicada en 1992, coincidiendo con el fin de la guerra civil en Mozambique. Mia Couto había vivido más de tres cuartas partes de su vida en guerra, en una situación continua de extrema violencia e inseguridad. La trama y la atmósfera del libro reflejan ese contexto en el que de modo natural conviven los muertos y los vivos, la realidad y la literatura. Un panorama que podría parecer consustancial para un escritor que es un ejemplo de creador gestado en tierra de nadie. Desde Mozambique, Couto, hombre blanco de origen europeo, se ha relacionado con la tradición de su tierra natal y con la ascendencia de su legado familiar con las dificultades intrínsecas a dicha contraposición. En ese lugar de frontera, en el cual todo puede diluirse, donde se materializan las tensiones entre territorios diferentes, y que cristaliza en la muerte, Couto ha conseguido generar un espacio de encuentro entre la tradición oral mozambiqueña y la tradición literaria mundial. Tierra sonámbula es un libro con fuertes ecos de oralidad, pero también emparentado, entre otros, con el realismo mágico, la literatura bélica, los textos de iniciación o la narrativa épica. Mia Couto utiliza los recursos lingüísticos y los mecanismos narrativos que esas alternativas le ofrecen para hacerlas confluir en ese fértil terreno que supone su primera novela y cuyo telón de fondo no es otro que la propia muerte: «En aquel lugar, la guerra había matado la carretera. Por los caminos solo las hienas se arrastraban, sumergiéndose entre cenizas y polvo. […]. Y los vivos se acostumbraron al suelo, en un resignado aprendizaje de la muerte.»