Expresiones de la «descolonización del ser» con perspectiva de género. Movimientos en «tierra de nadie» y el caso canario.

Laura Teresa García Morales

Canarias, como región ultraperiférica cuya situación geográfica y cultural ha sido entendida tradicionalmente como plataforma entre continentes, se ha enfrentado –de manera especial en el mundo moderno– a una especie de dicotomía entre el sentirse en «tierra de nadie» (en su acepción más pesimista) frente a la idea de los que hacen de ese «estar entre dos mundos» (el occidental y el africano) una fortaleza, y que pone el foco en bagaje histórico que le la define, como pilar sobre el que reafirmarse. Con frecuencia, muchos de esos rasgos de conducta que han asumido una posición sumisa y acomplejada, frecuentes en el carácter canario, tienen su origen en un proceso histórico que estableció las bases de un sistema que ha operado, desde los comienzos, desde el control sobre territorio, sobre las creencias, sobre los sexos, sobre las formas de conocimiento y de autoridad sobre la propia identidad, e incluso sobre la naturaleza, mientras que la identidad, tiene, de hecho, más relación con un asunto de afectos y apego a la tierra que, por supuesto, con cualquier argumento relacionado con el ADN.

A esta cuestión que, por otra parte, ha incidido claramente en la estima, autopercepción y proyección de los cuerpos que habitan el archipiélago, se incorporan una serie de reflexiones relacionadas con las identidades del género, atravesadas por la idea de “colonialidad” –en sus múltiples formas– y también de carácter existencialista, que se confrontan ahora con la situación del momento actual del fenómeno migratorio proveniente del continente africano, cuyos efectos impactan y alteran necesariamente el mapa social prestablecido, del mismo modo que inciden y transforman tanto la propia autopercepción de los habitantes del lugar receptor como a las personas que se han desplazado.