53. Poder y empoderamiento de las mujeres africanas en tiempos decoloniales: desafíos metodológicos e implicaciones vivenciales.

ROMINA MARTÍNEZ ALGUERÓ
Universitat de Barcelona
Armonia Pérez Crosas
Grup d'Estudis de les Societats Africanes (GESA)

El factor género, con una presencia creciente en los estudios y las políticas de desarrollo al sur del Sáhara desde los años 60s (WID, Women in Development), ha adoptado un rol central a medida que avanza el siglo XXI. Y no sólo en el mundo del desarrollo y en la construcción de la sociedad global, sino también en el pensamiento decolonial. Si este enfoque se está convirtiendo en un pilar de la cosmovisión global, pese a la polémica que genera en las sociedades desarrolladas y pese al desinterés que parece suscitar en muchos colectivos africanos, es en parte porque se nutre como un componente fundamental del movimiento feminista, hoy insoslayable. En el decolonialismo afluyen tanto la tercera ola (con la interseccionalidad de las condiciones identitarias de las distintas mujeres) como la llamada cuarta ola (con su activismo y su proyección en la lucha jurídica contra todas las formas de violencia de género). Pero también se retroalimentan, de tal manera que el decolonialismo es una de las influencias palpables hoy en día en el movimiento feminista.

Aunque pueda resultar sorprendente, esta convergencia no ha conducido a una profundización generalizada en la comprensión de las singularidades de los roles y relaciones de género en África, y aún menos a la activación de los correspondientes potenciales. Pese el frecuente matiz* identitario de la cooperación feminista y decolonial, el acento en la circulación de discursos y en la promoción de acciones se continúa poniendo por lo general sobre el individuo, en calidad de sujeto único de derecho. Esta insistencia desdibuja, cuando no invisibiliza, los componentes colectivos de las concepciones y de las acciones de las mujeres africanas, pero muchos estudios apuntan que no las desintegra. Tal vez las políticas y proyectos de empoderamiento (empowement, autonomisation…) ilustren mejor que ninguna otra esta ignorancia de las estructuras locales, supuestamente en pos del bienestar de los nódulos, los individuos, que las arman, que las constituyen.

A riesgo de simplificar un cuadro muy complejo, pero para estimular la optimización del contraste de casos, el panel propone comparar e interrelacionar las estrategias de empoderamiento de mujeres africanas, habitualmente en respuesta a políticas estatales o internacionales, con las formas de poder locales en las que se insertan dichas mujeres. No de trata de elegir, naturalmente, pero sí de comprender la naturaleza y solidez de las decisiones y de las líneas de fuerza en las que se basan. Se puede o no explicitar este contraste, pero es difícil no percibirlo en situaciones de investigación o de cooperación alrededor del eje de género. Y la reacción a esta multiplicidad supone desafíos metodológicos, dilemas éticos y a menudo ambivalencias, cuya puesta en común quiere fomentar el panel. Tanto para afinar las interpretaciones científicas (sabiendo que se trabaja con muchos datos cualitativos), como para desnudar las implicaciones políticas de la investigación (la necesidad de reconocimiento político de los sujetos de derecho colectivos, con las implicaciones que tiene introducir la diversidad en la línea de flotación del enfoque de derechos).

El panel nace de la experiencia de cuatro años de investigación específica de un equipo del GESA en la Baja Casamance (Senegal), experiencia diversificada per con un eje único, el poder de las mujeres: sobre la gestión de la violencia de género en los hogares, sobre el poder local, económico y político, de las mujeres, sobre su rol en la construcción de la paz… Desde esta multidimensionalidad bien arraigada localmente, l@s miembr@s del equipo se abren a comparaciones contextualizadas con otras partes del continente, con el bagaje propio y con las presunciones mainstream… El objetivo es crear sinergias y romper los compartimentos estancos entre estudios y vivencias, entre intelectuales activistas y grassroots active women, parafraseando a Amadiume.

Hablamos de mujeres africanas y no de género, aunque no pretendemos excluir de la reflexión ni a los hombres ni a la diversidad de orientaciones sexuales que pueden aflorar en los estudios. Lo hacemos, aun a sabiendas de la crítica de una Oyewumí Oyeronké, como punto de partida de los casos a contrastar, en tanto que las categorías colectivas traducibles (más o menos fidedignamente) como “mujeres” tienen una serie de derechos y deberes colectivos fácilmente distinguibles (aunque siempre negociables) en los derechos consuetudinarios, en las tradiciones, en las cristalizaciones sociales locales al sur del Sáhara.