El artículo plantea que el proyecto de paz liberal, hegemónico como forma de gobernanza internacional de los conflictos armados de posguerra fría, ha entrado en crisis, no tanto por el auge e impacto de las corrientes post-positivistas en el ámbito académico, sino por la existencia de un giro pragmático o estratégico protagonizado por algunas de las principales instituciones que propugnaban la paz liberal en los noventa. Dicho giro responde a dos aspectos principales. Por un lado, la consolidación de una concepción securitizada de la coyuntura de crisis solapadas experimentadas a nivel global desde septiembre de 2001 y que ha ido propugnando como respuesta una estrategia cada vez más militarizada y basada en la contención a problemas de naturaleza muy compleja. Por otro lado, por la existencia de un contexto geopolítico de creciente competencia global que ha llevado a actores como la Unión Europea a adoptar estrategias abiertamente militares -abandonando así su tradicional visión normativa- con el objetivo de redefinir su papel geopolítico en unas relaciones internacionales más competitivas y donde el poder está más distribuido. Por todo ello, la paz liberal se ha convertido en un apéndice de un proyecto militar y securitario más amplio en el que algunos actores como la UE o Naciones Unidas aspiran retóricamente a combinar formas de gobernanza liberal con estrategias basadas en la construcción del estado. En este sentido, se considera también que la ‘paz posliberal’, entendida como la forma post-soberana y basada en la concepción de una paz autóctona y plural planteada por las corrientes post-positivistas, también ha entrado en crisis por su incapacidad de plantear formas alternativas de paz que rivalicen con un modelo de intervención internacional abiertamente securitario y que pone la paz en segundo plano. El artículo reflexiona sobre algunas de estas cuestiones utilizando el papel de la UE en
¿Adiós a la ‘paz liberal’ en África? Crisis del proyecto de paz liberal en el contexto global securitario
Oscar Mateos Martín