Este panel pretende debatir el concepto de decolonialidad y sus implicaciones pragmáticas, teniendo en cuenta su relevancia en el contexto actual de globalización y neocolonialismo. Reconocemos la valiosa contribución de la decolonialidad a la promoción de la diversidad y a la confrontación con los legados coloniales que siguen omnipresentes en las instituciones occidentales. Sin embargo, también reconocemos la necesidad de analizar detenidamente las limitaciones de este enfoque y las posibles deficiencias que hayamos encontrado por el camino. A partir de una revisión crítica de la literatura, de la puesta en común de los procesos y resultados de la investigación y de los relatos de experiencias sobre el terreno, abordaremos las distintas perspectivas sobre las repercusiones de este concepto en las sociedades e instituciones africanas y cómo éstas, a su vez, han repercutido en todo el planeta. Nuestro objetivo es promover un diálogo abierto e inclusivo que reconozca tanto los avances como las dificultades en la aplicación de la idea de decolonialidad. Mediante un enfoque colaborativo y respetuoso, esperamos identificar vías hacia una aplicación aún más eficaz y responsable de la decolonialidad en la práctica académica. De este modo, pretendemos contribuir a una comprensión más profunda y compleja de las dinámicas de poder y de los diversos vectores humanos de los distintos elementos de la maquinaria social que influyen y se influyen mutuamente en las distintas perspectivas de descolonización. ¿Es demasiado pronto para pensar en una autocrítica de la decolonialidad? ¿Era demasiado tarde? ¿Cómo evaluamos los logros de los movimientos decoloniales dentro del mundo académico? ¿Cuáles son las repercusiones de la decolonialidad académica en la sociedad? ¿Cómo podemos medir la eficacia de este proceso de descolonización? ¿Coinciden la eficacia y la rapidez de la descolonización con la intensidad y la perversidad de los mecanismos de mantenimiento y sofisticación de la explotación neocolonial? ¿Cómo podemos calibrar la correlación de fuerzas entre estos dos vectores (descolonialidad frente a neocolonialismo)? ¿Cómo podemos superar las dificultades y limitaciones de la decolonialidad ante el espantoso escenario de insostenibilidad global absoluta (cambio climático, guerras, crisis migratorias, limpieza étnica, etc.)? Entre todas estas reflexiones, ¿qué particularidades tiene África en relación con otros territorios afectados por los mismos problemas? Se invita a los investigadores dispuestos a responder a algunas de estas preguntas y a otras reflexiones derivadas de ellas a presentar sus informes, puntos de vista y reflexiones en este panel. Para solicitarlo, no hay requisitos preestablecidos en cuanto a disciplina, línea de investigación, titulación académica o duración de la experiencia. La propuesta es precisamente organizar un diálogo lo más plural y fructífero posible.
El estudio utilizará un enfoque de investigación cualitativa centrado en métodos no reactivos. Esto significa que los datos se recogerán de forma que no impliquen una interacción directa con los participantes, reduciendo así el riesgo de influir en sus respuestas. El estudio comienza destacando el perfil de las experiencias feministas africanas durante la época del protofeminismo. Identificará prácticas e ideales feministas que marcaron la historia africana antes de que el feminismo apareciera como concepto formal. En la segunda fase, el estudio analizará el impacto del feminismo occidental en la concepción de los feminismos africanos y las reacciones al feminismo occidental. En la tercera fase, el estudio se centrará en los intentos de teorizar el feminismo africano, con el objetivo de desarrollar un conocimiento feminista específico de los contextos africanos. En la cuarta fase, el estudio demostrará la interdependencia entre los feminismos africanos y otras formas de feminismo en todo el mundo. El resultado previsto es proporcionar una comprensión global de la naturaleza del feminismo en el contexto africano y del impacto de los valores locales y globales en su formación y desarrollo. Además, el estudio destacará a los actores y activistas intervinientes, así como sus funciones y los retos a los que se han enfrentado.
Entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, la zona de las colonias europeas en África se convirtió en objeto de diversas expediciones/misiones científicas y culturales que incluían la recogida, grabación y estudio del llamado “folclore africano”, como canciones y danzas “tradicionales”, cuentos, proverbios y también lenguas africanas. Estas iniciativas se dirigían a los territorios rurales africanos y fueron desarrolladas por diversos agentes, como antropólogos, arqueólogos, exploradores, funcionarios y administradores coloniales, misioneros, lingüistas y etnomusicólogos. En el contexto colonial europeo del África subsahariana, estas expediciones articularon ideales de “autenticidad”, “tradición” y “pureza”, con ideas de raza, “primitivismo”, “exotismo” y “tribalismo”, conciliando motivaciones filológicas, científicas y políticas (Nhaitani, 2010; Valentim, 2022). Informadas por la ideología europea de una misión civilizadora y de salvación, muchas de estas expediciones sirvieron a los Estados coloniales europeos como medio de ocupación colonial de territorios, cuerpos y mentes. En los territorios portugueses de ultramar en África, esta investigación se intensificó en la posguerra y durante el colonialismo tardío (Valentim, 2022), y algunas expediciones etnomusicológicas continuaron en el periodo posterior a la independencia. Los archivos sonoros producidos en el marco de estas expediciones/misiones a África siguen siendo en gran medida desconocidos para el mundo académico y el público en general y, sobre todo, para las naciones africanas y las propias comunidades rurales que fueron objeto de estas iniciativas. En la actualidad, la gran mayoría de estos archivos y fuentes documentales asociadas (textos, películas y fotografías) se encuentran en instituciones situadas fuera de los países africanos donde se produjeron originalmente, concretamente en las antiguas metrópolis, en los países que patrocinaron las expediciones o en instituciones especializadas situadas en Sudáfrica o Ghana (Agawu, 2003). Estos archivos sonoros africanos son bastante específicos y han suscitado una serie de preocupaciones a quienes los han investigado. ¿En qué condiciones se conservan? ¿Quién puede acceder a estos archivos? ¿De qué manera las voces, las lenguas, la oratura popular, las danzas y las canciones grabadas hace unos 40, 50 o 70 años constituyen fuentes históricas importantes para comprender las dinámicas de identidad coloniales y/o posteriores a la independencia? ¿Qué legado pueden tener estas colecciones sonoras en las comunidades africanas de hoy? ¿Cuáles son las perspectivas africanas de estos archivos producidos sobre África? ¿Cómo pueden contribuir los sujetos africanos a resignificar este patrimonio sonoro de África? Como sabemos, los archivos coloniales forman parte de lo que el escritor y filósofo congoleño Valentin Mudimbe llama la “biblioteca colonial” (Mudimbe, 1988: 175). En el sentido de Foucault, se trata de un conjunto de saberes que han producido poder al definir, situar y jerarquizar las identidades del colonizado y del colonizador, regulando así las sociabilidades y creando subalternidades. Sin embargo, si se analizan en sus intersticios, los archivos no sólo documentan prácticas de dominación, sino también debilidades, ansiedades, colaboraciones, procesos de poder y contrapoder (Stoler, 2010). Además, los archivos sonoros históricos permiten tener en cuenta subjetividades y dinámicas políticas reveladas por voces y paisajes sonoros grabados que, de otro modo, serían inaccesibles (Hoffman, 2023; Valentim, 2022). Sin embargo, es necesario escuchar no sólo los archivos, sino también los testimonios orales de quienes realizaron las grabaciones sonoras, o de sus descendientes. Así, los archivos sonoros históricos permiten acceder a la dimensión acústica, ontológica y política del pasado en conjunción con otras fuentes diversas, como fotografías, textos y memorias orales, abriendo el camino para revelar narrativas que están ausentes del archivo, y cuestionando o complementando las memorias oficiales del pasado colonial (Valentim, 2022). La investigación con comunidades africanas se ha llevado a cabo utilizando metodologías interdisciplinares colaborativas y participativas que combinan el trabajo de campo etnográfico, la recopilación de historia oral y la escucha compartida de grabaciones sonoras con las comunidades en las que estas colecciones sonoras se grabaron originalmente (véase Hoffmann, 2023; Lobley, 2010; Valentim, 2016, 2018, 2022). Estas colecciones no sólo se refieren a un pasado concreto, sino también al presente y al futuro, en el sentido de que influyen en la forma en que miramos la historia y en cómo actuamos hoy y deseamos otro mañana posible. Considerando que el archivo histórico es una construcción política y social, y tomando como punto de partida la investigación realizada con archivos sonoros africanos que se produjeron como parte de expediciones/misiones a África, en diversos países, tanto durante el periodo colonial como inmediatamente después de la independencia, este panel invita a debatir diversos temas, entre ellos dilemas y retos de la investigación con estas colecciones; estudios de procedencia de estas colecciones y archivos; prácticas de dominación colonial, violencia, agencia y estrategias de resistencia africana; legados coloniales de los archivos sonoros históricos, continuidades y discontinuidades; uso de metodologías participativas y colaborativas; procesos y políticas de patrimonialización de las culturas expresivas africanas, y su relación con las identidades nacionales, culturales y étnicas; posibilidades de descolonización y reparación histórica.
DELIMITACIÓN DEL TEMA La presencia del elemento de la muerte en la literatura africana de lengua portuguesa, más precisamente como elemento real que se adhiere al símbolo metafórico, es llamativa en la literatura mozambiqueña. Varios autores se han referido a ella, como Virgílio de Lemos, José Craveirinha, Eduardo White y Carlos Patraquim, por citar sólo algunos. Cabe destacar al poeta y prosista Nelson Saúte (1993, 1999, 2000, 2007) que, como señala la profesora Carmen Lucia Tindó Ribeiro Secco, crea una “‘estética de Tánatos’, trayendo a los muertos a sus versos” (Secco, apud Dopcke, 1998, p. 223), podríamos decir, a la vida, con la delicadeza y la fuerza de la literatura que crea la retórica de la muerte de los “Años de una ilusión destruida ante nuestros ojos por manos humanas como las nuestras. Años de una gran quimera (…) años de muerte, de violencia” (Saúte, 2000, p. 141). A partir de esta narrativa de supervivientes basada en la tematización de la muerte, el panel LITANIA DE VIDA: ESTÉTICA DA MORTE, REAL E SIMBÓLICA, NA LITERATURA MOÇAMBICANA se revela como un estudio de y sobre las escarificaciones sociales, históricas y literarias y, por tanto, sobre la violencia real y simbólica en la literatura mozambiqueña. En él encontramos “un deambular por la historia reciente de un país recién llegado al mundo y de unas gentes que no se han desmarcado del estado de fantasma” (Couto, apud SAÚTE, contraportada, 2007) a nivel literario, porque literatura e historia, sociología y literatura, por ejemplo, no tratan de objetos diferentes, tratan de los mismos objetos, pero de una forma diferente, la palabra. Así, en diálogo con Ana Mafalda Leite (1998), la palabra africana presenta “el conflicto entre el mundo tradicional y el mundo urbano, entre los valores míticos de la cultura campesina y la fría racionalidad de los acontecimientos bélicos, caracterizados por la sofisticada tecnología de la guerra” (Leite, 1998, p. 41), o mejor dicho, las guerras vividas en Mozambique. En sus obras, los poetas permiten recuperar, a través de los iconos de las guerras, la violencia real y simbólica, las escarificaciones sociales sufridas por Mozambique, y también despertar la conciencia del sujeto objetivado por los términos de la verdad del sistema colonial: violento, opresor y nefasto, con palabras sorprendentes y un lenguaje depurado en el sentido de lo verosímil – desde el “margen del silencio” que revela las atrocidades de la vida: “La madre besó la pólvora/ en la sonrisa muerta de su hijo./ Se quitó la capulana y lo cubrió // Y luego se puso a llorar” (Saúte, 2004, p. 596). EL ESTADO DEL ARTE La literatura mozambiqueña producida en la década de 1980 tiene una pulsión de muerte literaria, es una literatura de denuncia, ya que “la autenticidad de un pueblo física y culturalmente subyugado” (Cosme, apud Ferreira, 1976, p. 289), visible aquí en el signo de la literatura del thanatos, se transmite, según Leonel Cosme, de la única forma posible: “la revuelta, a la que un cierto realismo literario ha dado una forma más sensible”. Este estudio pretende demarcar la presencia de escritores mozambiqueños cuyo tema de la muerte es también una poética de supervivientes, ya que son escritores de confesiones clandestinas, creadores de una literatura de denuncia, impresa con el símbolo de la muerte. Son creaciones que nos llevan a comprender los momentos históricos y sociales que atravesaron los sujetos africanos bajo la dominación de los colonizadores. Esto se debe a que, en diálogo con (Ricciardi, 1971, p. 80), entendemos que “El escritor es, por tanto, un creador, pero al mismo tiempo su obra está toda ella inmersa en el memento histórico que la origina”: una literatura que revela los problemas y dificultades que atravesaron los mozambiqueños durante la década de 1980. En este sentido, nuestra mirada sobre los textos de poetas y prosistas escudriñará, como acción y pasaje de influencia de lo histórico a lo social, y de lo social a lo literario, a través del conocimiento proporcionado por la sensibilidad lingüística y la creación estética, ya que “aprehendemos en el conjunto su propia belleza” (Cándido, 2006, p. 30). 30), porque, “En estas historias, hay muertos que no se encuentran con la Muerte, hombres de luto perpetuo que sólo visitan la vida durante las ceremonias fúnebres” (Couto, apud Saúte, contraportada, 2007). Los textos nos despiertan la trama trágica que sondea al ser humano como eterno protagonista: la muerte. Los autores esculpen el enigma inaccesible del misterio existencial, trazando los caminos de lo mismo y siempre transitorio, la muerte que pone y propone los acontecimientos que sostienen el tiempo y la narración como impulsos originarios del fin de la existencia. Un problema que se revela al lector a través de la prosa, casi siempre poética, y de la poesía sucinta y objetiva, como símbolo del binarismo: poetas y sujetos africanos unidos en la literatura, enumerando la muerte como motivo y el motivo como personificación de hombres víctimas de la violencia real. Desde una perspectiva antropológica, el poeta, actor social, vivifica sus artefactos como productos culturales, creando imágenes que despiertan el silencio reduplicando el poder del simbolismo: oposición y conflicto como compromiso político-literario. En esta compulsión histórica, rescata palabras de entre los escombros del tiempo y la memoria para sondear lo insondable, traduciendo “el devenir mozambiqueño de un modo excepcionalmente comprometido con los hechos del mundo real”. Y a partir de ahí, hay una dualidad acuciante, porque, como afirma Pires Laranjeira – “Los hombres que escriben son los mismos hombres que piensan y que politizan. Y lo hacen en portugués, domesticando la lengua según sus virtualidades y propósitos, creando literaturas nacionales en una lengua internacional” (Laranjeira, 1992, p. 14).
Las ruinas son omnipresentes en el continente africano. Estas ruinas pueden ser de un régimen derruido, un modo de vida o los escombros de proyectos contemporáneos relacionados con los discursos del “África naciente” (McKenzie 2016). También pueden derivarse de intervenciones coloniales pasadas, de la modernización, de proyectos de desarrollo, del socialismo, del neoliberalismo y de otros regímenes políticos que provocan trastornos en los ámbitos natural, social, político y cultural que constituyen la vida actual en el continente. Estas perturbaciones se intensifican aún más y son causadas por el cambio climático, que algunos estudiosos han propuesto denominar Antropoceno para poner en primer plano el hecho de que los seres humanos se han convertido en una fuerza importante que está desplazando el clima de la Tierra del Holoceno (Crutzen 2006), lo que provoca fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de biodiversidad y una crisis planetaria, que afecta sobre todo a los países pobres. Como nos recuerda Ann Stoler, “[…] la ruina es algo más que un proceso que elimina escombros como subproducto. Es un proyecto político que arrasa con determinados pueblos, relaciones y cosas que se acumulan en lugares concretos (Stoler 2008, 11). La naturaleza del Antropoceno, el entorno construido y sus periferias son, de hecho, archivos activos (Tsing et al. 2017; Lyons 2020) que evidencian historias de violencia (Nixon 2011) y pérdida (Harvey 2017). Estos proyectos políticos han dejado y siguen dejando ruinas. Algunas de estas huellas aparecen y otras son invisibles, e imponen nuevas topografías, temporalidades y subjetividades. Al tiempo que recordamos que la ruina da lugar a geografías de exclusión, marginación, desplazamientos y degradación, también subrayamos que los efectos de la ruina también nos invitan a contemplarlos como espacios de creatividad y movilización política (Edensor 2005). Los paisajes en ruinas de África exigen un examen minucioso y la documentación de los numerosos restos de diversos proyectos políticos. Aquí hacemos hincapié en lo que Anna Tsing denomina las “artes de notar”, que hacen visible la compleja red de relaciones entre todos los elementos de la vida (Tsing, 2017). Para lograrlo, creemos que es necesaria una comprensión crítica de nuestras herencias problemáticas -aquí también denominadas rastros-. “Rastrear” tiene varios significados. Un rastro puede ser una marca hecha por un dispositivo de grabación como el SIG, una cámara, una grabadora de voz, la datación por carbono, un microscopio, etc., o por algo que ya pasó, una señal o prueba de algo pasado (1) que persiste. Una huella puede leerse como un breve periodo, un minuto, además, puede ser material e inmaterial. “Rastrear”, por el contrario, es una búsqueda activa de marcar los restos, resaltando intencionadamente el significado desde la superficie. Rastrear es comprometerse con el presente y hacer que prevalezcan múltiples mundos. Rastrear no sólo consiste en registrar la manifestación del pasado en el presente, sino que también es una forma de comunicación y compromiso político. El panel también pretende mostrar las formas de investigar más allá de la vista, ya que muchos fragmentos de conocimiento no se ven fácilmente. Basado en perspectivas medioambientales e interdisciplinares que consideran la interconexión de la tierra, el suelo, el agua, el aire y los materiales, este panel acoge ponencias centradas en el empleo de metodologías creativas para rastrear la ruina. Pretendemos ampliar el discurso metodológico y, con ello, comprometernos críticamente con nuestro entorno: desentrañar las capas de la historia que a menudo pasan desapercibidas. A través de “otras” prácticas, se pueden descubrir las huellas de acontecimientos pasados y de intervenciones humanas sobre y con el paisaje. Notas a pie de página: (1) Merriam-Webster. s.f. Trace. In Merriam-Webster.com dictionary. Obtenido el 08 de mayo de 2024, de https://www.merriam-webster.com/dictionary/trace. (2) Igwe trabaja con su cuerpo, archivos y narraciones, tanto orales como textuales, actuando como un modo de indagación que hace posible la exposición de historias pasadas por alto. Su película de 2020, No Archive Can Restore You (Ningún archivo puede restaurarte), se centraba en el antiguo edificio de la Unidad Cinematográfica Nigeriana de Lagos y su particular estado de deterioro. (3) En su película Uppland, explora lo invisible, más allá del marco colonial, utilizando la memoria, la voz y la ausencia para revelar las privaciones actuales de Yekepa, un pueblo minero abandonado de Liberia. (4) El Patrimonio Digital Africano es una organización sin ánimo de lucro con sede en Nairobi que trabaja para impulsar un enfoque más crítico de las soluciones digitales dentro del patrimonio africano. africandigitalheritage.org