PANEL, “ÁFRICA, ENTRE EL OCASO Y EL PROGRESO: CAUSAS Y EFECTOS”
Eugenio Nkogo Ondó
Conscientes de la contrariedad o de la oposición que ha habido tanto en el orden lingüístico-semántico como en el lógico-ontológico entre estos dos conceptos: el ocaso y el progreso, en cuanto determinantes que categorizan, definen o describen los estados, o las esencias de los fenómenos naturales y humanos, hemos juzgado oportuno verificar dicha oposición en el continente africano. Para ello, es precisar echar una rápida ojeada sobre su historia antes y después de la colonización. Sin ser historiadores sino simples observadores de la realidad humana, quizás adeptos o partidarios de las líneas trazadas por la Filosofía de la historia, intentaremos despejar las incógnitas o las dudas que nos surjan al respecto e interrogar sus causas y sus efectos.
Su antiguo mapa geopolítico en el que sobresalían el sistema imperial, acompañado de grandes o de pequeños reinos, se verá progresivamente desmoronado e incluso desconocido y obnubilado por la penetración impetuosa del colonialismo en todos sus rincones. Más aún, dicho mapa será definitivamente sustituido por el surgirá de la Conferencia de Berlín (1884-1885), reconocida universalmente como la “Conferencia del reparto de África”. A partir de ahí, se dividirá en tantas partes como aquellos países que discutieron o participaron en el dichoso “reparto”. Así, vemos que esta inmensa tierra, que la investigación antropológica ha otorgado el título universal de Cuna de la Humanidad sobre la cual aterrizaron el islamismo, en los siglos VII y VIII, y el cristianismo en el siglo XV, se compondrá de regiones con distintas denominaciones, tales como: África francesa, inglesa, alemana, lusa, española. Después de que Alemania perdiera sus colonias africanas y asiáticas, aunque hubiera dejado huelas imborrables en muchas de ellas, sin embargo, fue excluida de la sagrada misión “civilizadora” que tenían que cumplir los demás países europeos. Con esta exclusión, se quedó definitivamente configurado el mapa geopolítico africano vigente hasta nuestros días, que, como ya hemos dicho, surgió a finales del siglo XIX.
Si la aculturación e inculturación significaron la suplantación de las culturas locales o tradicionales africanas y su sustitución por las que imponía el duro proceso colonial, eso implicó el inicio de su decadencia o de su ocaso. De ahí, el ansia de la libertad que impulsará a sus minorías selectas y a sus masas a rebelarse contra toto cuanto supuso el ocaso, con el fin de intentar abrir el camino que los conduciría al progreso, un camino lleno de obstáculos que dificultaría el fácil acceso a la meta deseada. En esta situación, el Panafricanismo, el primer movimiento filosófico e ideológico de la historia universal del pensamiento contemporáneo que tomó la decisión de enfrentarse al gran enemigo, al imperialismo, adoptó una serie de estrategias para implementar su ideal de la lucha por la liberación total de África y del mundo oprimido.
Aunque la expresión “Pan-African Conference” naciera en Chicago en 1893, su mejor y máximo precedente remonta a la lucha por la liberación de su pueblo emprendida por del Imperio Mandingo, en plena Edad Media, cuando su fundador, el emperador Soundjata Keita y su ejército, obteniendo una aplastante victoria sobre los enemigos, esclavistas musulmanes, declaran solemnemente La Charte du Manden, que ha sido reconocida posteriormente como la Primera Declaración Universal de los Derechos Humanos. Mientras el Panafricanismo resucita este proyecto de Liberación, el Imperialismo entra en acción con su contraofensiva para implementar todo cuanto había acordado en La Charte de l´Impérialisme ou “La Charte de la Servitude”. Debido eso, es necesario analizar tanto su estructura como las fases de su aplicación, que supusieron el estallido de la tercera Guerra mundial, cuyas terribles o devastadoras consecuencias, África y todo el mal llamado Tercer Mundo sufren hasta hoy.
A partir de aquí y, desde esta perspectiva, procedo a un estudio pormenorizado de los modelos teóricos y prácticos de la lucha por la liberación africana y por las vías de acceso a un desarrollo integral, una tarea difícil de llevar a cabo porque sus protagonistas tuvieron que enfrentarse al doble neocolonialismo: el exterior y el interior. La estrecha colaboración, bien expresado la imposición de las órdenes del primero al segundo, arrastrará forzosamente a los países africanos a una auténtica devastación, en la que, desde los golpes de Estados imperialistas, para elevar al poder absoluto a sus lacayos o siervos, pasando por la postergación y la persecución de los nacionalistas, condenados a cumplir severas sanciones dependiendo de su grado de insumisión, hasta llegar a sus asesinatos. Inmersa en esta situación extrema, turbulenta, es un imperativo interrogar: ¿hacia dónde vas África? Para tratar el tema, los intelectuales africanos publicaron,en 2010, una obra colectiva con el título de 50 ans après, quelle indépendande pour l´Afrique?, en la que figura mi nombre como uno de sus coautores. La respuesta la encontramos en cada uno de sus países y en los correspondientes marcos en los que se encuadran. Tras los modelos de desarrollo emprendidos por Kwame Nkurmah y por Jomo Kenyatta, y sus seguidores en África occidental y oriental, se configura la segunda etapa de la lucha por la liberación y por el desarrollo autónomo africano, en el que cabe destacar, entre otros esfuerzos, el proyecto de la CAE (Comunidad del África del Este) y de la nueva Alianza de los Países del SAHEL. Esto invita a un replanteamiento objetivo y riguroso de la realidad actual africana y su proyección hacia el futuro. Su clarificación lleva necesariamente a esta conclusión: Africa Must Unite, África debe unirse para ser el único protagonista de la explotación de sus recursos naturales, con el fin de dedicar sus beneficios al bienestar y al desarrollo integral de sus pueblos y hablar con una sola voz en el concierto de las naciones.